Hace unos años el llamado “capitalismo de plataformas” impuso un modelo de consumo que explotó en el mundo, el formato “on demand”. Los programas de TV en vivo comenzaron a ser desplazados por las series en Netflix, que se extendieron a nuevas ofertas como Amazon, HBO o Disney+.
En 2020, el audio se consolidó con el desarrollo de los podcasts, las plataformas de música alcanzaron nuevos récords de suscriptores y consumidores, Spotify superó los 4,1 millones de usuarios únicos en Colombia al cierre del año pasado.
En los últimos meses se ha hablado mucho sobre Twitch, una red social de video que es completamente diferente a la experiencia de YouTube; la apuesta de Twitch es la emisión en vivo. Allí dominan los “gamers”, jóvenes que pueden pasarse horas jugando o probando un videojuego mientras miles en el mundo miran la partida, dejan comentarios, hacen bromas. Los “programas” no tienen guión, pueden durar minutos u horas, con solo suscribirse o seguir a un programa o líder se recibirá una notificación de que el show empezó. Twitch nació en 2011, ya en 2014 era la segunda fuente de generación de tráfico en los EE.UU., pero los grandes medios la descubrieron en 2020 y ahora todos hablan de ella.
Hace un año, una pequeña red social llamada Clubhouse apareció en EE.UU., pero recién en diciembre de 2020 comenzó a popularizarse y vive por estos días su auge por la inversión de Elon Musk. Es la “red social del audio”. Allí se organizan clubes y salas de conversación en vivo en las que los moderadores presentan los temas como si fuera un programa de radio, mientras la audiencia se va sumando hasta colmar los 500 lugares que ofrece una sala, los asistentes podrán participar y ser parte del show si piden la palabra.
Los “clubes” agrupan a emprendedores, expertos en imagen, podcasting, autoayuda, las salas presentan propuestas de “La importancia del perdón”, “La cafetería de Clubhouse”; en el club Emprendedores Digitales se puede encontrar la sala “Aprendiendo sobre Clubhouse” que se reúne cada noche a las 8 pm de Bogotá para orientar a los asistentes a que conozcan las funciones y opciones que ofrece la herramienta. Las salas agrupan a moderadores y oyentes y así pueden pasar tres o cuatro horas de personas que conviven en una red social hablada, donde no hay memes, ni textos, ni videos, la magia de la voz concentra la atención.
La particularidad de estas dos redes es que la experiencia es en vivo y en directo, a diferencia de Facebook o Twitter, donde nos encontramos con un muro o timeline que podemos recorrer. En Clubhouse o Twitch se recupera la experiencia de la radio y la TV tradicionales, que al encenderlas nos ofrecen una programación y elegimos escuchar y ver lo que está en ese momento.
“La vida en vivo”, la interacción en tiempo real, en esas redes se participa en directo, como desde hace años la radio y la TV lo hacen a través de una llamada telefónica. Twitch y Clubhouse no inventan la comunicación, son plataformas tecnológicas que revitalizan los formatos más comunes de la comunicación audiovisual. En esas redes, la radio y la TV tiene oportunidad de dar cátedra de audio e imagen. Estoy seguro de que lo veremos muy pronto.