Cuando las voces de Yolanda Ruiz en RCN Radio, Julio Sánchez Cristo en La W o Luis Carlos Vélez en La FM lo acompañan cada mañana desde la radio con información, entrevistas y debates, el oyente no percibe la diferencia al escucharlos emitir sus programas desde sus casas y ya no desde las cabinas de radio.
Imagine por un momento la cabina de una radio: un estudio con tratamiento de insonorización, una mesa grande, micrófonos, metros de cables, consola de sonido, teléfonos, salas de reuniones para productores y técnicos… millones de pesos invertidos en un espacio desde donde emitir un programa de radio.
Durante esta pandemia, con un micrófono de $300.000, una computadora conectada a Internet y un software cuyo costo de licencia es de unos US$60, la radio suena tan bonita como siempre para 65% de la población que en la última semana la ha escuchado.
La deslocalización del trabajo era posible hacía mucho tiempo, pero ahora un virus tan pernicioso para la humanidad promueve el “virus” de la modernización y exige pensar fórmulas de trabajo remoto, con tecnología y sistemas automatizados que hace apenas cuatro meses, la gran mayoría de las empresas no contemplaban y algunas rechazaban.
Así como la radio puede prescindir de costosas cabinas de emisión y seguir produciendo buenos programas o, por ejemplo, Facebook permitirá que 50% de su plantilla trabaje desde donde desee, las empresas en Colombia tienen oportunidades de mejorar sus modelos de producción y no esperar a que todo sea igual a como era antes del 25 de marzo pasado.
Un estudio reciente en Nueva York detectó que el espacio de un empleado en una oficina cuesta US$17.000 anuales. Para una empresa, darle una computadora, un smartphone y una buena conexión de Internet a un empleado, le cuesta mucho menos que un espacio en el trabajo. Las startups en San Francisco o Nueva York están recortando drásticamente sus gastos en oficinas.
Las tecnológicas fueron pioneras en implementar modelos de trabajo a distancia, evaluación por proyectos, flexibilidad horaria, KPIs de productividad, y hoy son las compañías que menos dinero pierden, y algunas ya proyectan perspectivas de ingresos a valores pre-pandemia.
The Financial Times publicó días pasados el caso de NTS, una radio digital que cuenta con tres estudios ubicados en Londres, Los Ángeles y Shanghái. Ante el confinamiento comenzó a emitir desde los domicilios de sus conductores y DJs. La radio tenía 1,6 millones de oyentes únicos en enero pasado, y en abril superó los 2,5 millones.
Sus propietarios han lanzado un modelo de suscripción para acceder a contenidos exclusivos, y lo que se ahorrarán en costos de estudios, lo invierten en talentos. En pocas semanas han lanzado nuevos shows que atraen a más oyentes y a nuevos anunciantes.
El sector de los medios de comunicación en América Latina, prevé una caída de ingresos para 2020 entre 25% hasta 50% por la reducción de la inversión publicitaria. El contexto los empuja a adoptar fórmulas que recorten costos sobre las áreas no estratégicas de su core.
La nueva normalidad exige tomar decisiones que partan del propósito y objetivos estratégicos, mientras que las estructuras y costos no alineados, necesitan eliminarse. “Back to basics”, pero en el mundo hiperconectado.