El algoritmo decide las noticias, no usted

Es difícil aceptar que nuestro libre albedrío está condicionado por nuestra evolución, genética, cultura y ahora también por los algoritmos. Si usted llegó a esta columna desde una pantalla es porque seguramente antes ya había leído este espacio, Google o Facebook lo saben y se lo han servido para encontrarla.

Los márgenes de decisión individual son cada vez más escasos, porque en la medida que interactuamos en la comunicación a través de redes sociales buscadores o sistemas de mensajería, incluido el e-mail, nuestras elecciones son cada vez más uniformes aunque no nos demos cuenta de ello.

Le doy un ejemplo: si usted viajó a un “destino exótico”, allí se encontró con miles de personas que llegaron al igual que usted, es que cinco grandes grupos globales arman ofertas turísticas destinadas a los “early adopters” que viajan, pero todo es resultado de campañas de marketing.

En este mes de diciembre, la empresa Google ha realizado un cambio en su algoritmo de búsqueda que ha modificado los resultados de audiencias de muchos medios de noticias. Sus búsquedas ahora se orientan de otra manera, y así cada año, entre dos y tres veces, el buscador más grande de Internet va cambiando las reglas y hace que usted vea, lea y consuma lo que decide un algoritmo que identifica sus gustos, los cruza con cientos de millones de otros perfiles y construye patrones de respuesta.

Esto plantea un problema para los medios de comunicación que, en vez de trabajar exclusivamente en producir mejores contenidos, noticias más útiles, o investigaciones relevantes, deben adaptar su trabajo y su programación a estas necesidades. Así, el acrónimo SEO (Search Engine Optimization) ha sido una obsesión en estos últimos 15 años para que los contenidos de una marca posicionen en los primeros resultados de búsqueda.

El cambio que no vemos ha sido denominado por Google como “experiencia de usuario”. Aunque no se de cuenta, usted valorará la velocidad con la que carga una página web, valorará si tiene publicidad invasiva, si tiene que hacer scroll en su pantalla, si el diseño es lo suficientemente claro y atractivo para interactuar, si se queda más tiempo o menos, es decir, Google le hace la vida fácil determinando una experiencia que fue decidida con la información de miles de millones de personas, usted y yo incluídos.

La ciencia dice que nuestra evolución tiene mucho más de emocionalidad que de racionalidad, sin embargo, todos creemos que existe una capacidad de decisión individual regida por nuestro pensamiento “libre”. La tecnología nos está demostrando que no es así. Sus preferencias informativas y de entretenimiento están decididas con macrodatos. Facebook sabe más de usted que su psicoanalista, no le cobra por ello, pero usted es el producto con el que gana dinero.

¿Toda esta programación es buena o mala? Esa discusión queda para la sociología y la antropología.

Los medios que producen contenidos hoy se encuentran trabajando en adaptar su tecnología para que en unos meses no pierdan los lectores digitales conseguidos en el tiempo.

Paradójicamente, hoy parece que la oferta de radio en AM y FM, los periódicos o revistas en papel y, sobre todo, los libros, son los espacios donde puede respirarse un poco de libertad de elección personal.

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Autor: Gerd Altmann - Pixabay

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